viernes, 23 de abril de 2010

trabajo del taller de instalaciones artisticas

Una de las satisfacciones más grandes en mi vida es el proyecto como tallerista en el instituto de la juventud del DF en el que trabajamos Thalia y yo con los chavos en instalaciones artisticas manejando tematicas relacionadas con las problematicas actuactuales, les paso las fotos de algunos de los trabajos de los chavos, que en primera instancia realizaron collage para ser del individuo a lo colectivo,para despues pasar a ser parte de la instalación que refiriera al conjunto de individuos que proponen una serie de relaciones no necesariamente iguales, que difieren, que se complementan, arbitrariedades, raicillas como lo dijeran Deleuze y Guattari,pero que son expresiones que reposan su legitimidad en su colectividad como unidad incerta en un tiempo y espacio que es a lo que apostamos semana a semana, día a día.

 esto referente al medio ambiente, la instalacion consto de colocar estos collage en alambre que estaba amarado en forma espiral a un arbol, para que se representara la opresión a la naturaleza, estos chicos son de la delegación Cuahutemoc, algunos firmaron su trabajo, y mantienen actividades respecto del medio ambiente, unas personas muy lindas.



Estos trabajos realizados por chavos de Iztacalco, que fueron los primeros a los que visitamos y que nos recibieron exelente, la discusión sobre el tema de la homesualidad fue muy buena un tema que pensabamos que dentro de la juventud del DF era plenamente aceptado, todavia encontramos tabúes.

la instalación conto con un tendedero de estos collage algunos en forma de ropa, que representaba lavar la ropa secarla  es asumirse y exponerse con sus devenires de ser propiamente ser humano.

jueves, 22 de abril de 2010

http://www.youtube.com/watch?v=zns7kWtFw8g

"Tierra Humeda", ejemplo latinoamericano


Sin lugar a dudas una exponente de la musica popular. Amparo Ochoa con una canción que habla de la relación con la tierra no solo en sus propiedades naturale, si no tmabien en una serie de luchas sociales por la tierra que legitimamente corresponde a muchas personas despojadas de lo suyo.

América Latina esta llena de estos ejemplos del despojo de tierras, de explotación, de arraigo a la tierra de la resistencia y el retorno a nuestras raices

¿Alicia, se quedo en el espejo?

“lo que hacemos nunca es entendido, sino –siempre- solo elogiado y reprendido” a esto talvez le quitaría el siempre, a veces es ignorado, o es sugerido.

¿Alicia, se quedo en el espejo?
El cielo se teñía gris, los científicos decían que una precipitación se acercaba, la abuela, decía que el dios del agua lloraba sobre nuestras cabezas, me quede pensando en las respuestas, ambas son lógicas, es decir, el ciclo del agua prueba que la posibilidad de lluvia es latente, mientras que la lógica de el mito del dios de la lluvia, si se encuentra en la bóveda celeste, es lógico que cuando llore nos caigan sus lagrimas, la validez ¿Quién la tendrá, aquella que sea mas antigua?.

El tiempo transcurría y no llovía, la razón no se podía equivocar, pero esto es mas bien un acto de fe. Mirando fijamente la ventana, en busca de una respuesta, mi mirada se desvió hacia el espejo, sorpresa fue que, no me encontré, era un caos de colores, pensaba en alguna cosa y el reflejo lo mostraba, puede ser mi punto nihilista, no puedo avanzar como pieza de ajedrez, estoy varada en una pregunta de la cual se vinieron a mi mente todas las preguntas, ¿Por qué no hay un Virgilio? Hace cuanto tiempo me mantuve ocupada que no me quedaba perpleja por algo, pensé haberlo superado por creer que tenia las respuestas, pero no es así, no sé si pueda realmente saber algo en sí, es decir cada vez que me pregunto sobre algo, cae una respuesta en mi propia interpretación de las cosas, las metáforas que creo en ellas, la ilusión de que es real puede ser tal vez que estos pensamientos que surgen sean erróneos, y es por eso que son verdades erróneas, que contradicción que placer el no tener una respuesta concreta, si no mas bien ser como el pintor realista, zanjando la naturaleza pintando lo que le gusta lo que sabe pintar.

Es por eso tal vez que no podamos tener certeza de las cosas, no hacemos creer que tenemos certeza pero ¿Qué sabemos de nosotros mismos? Pero nos aferramos a la presencia de esa vitalidad que nos permite como cucarachas andar por el mundo, ¿es acaso superior el hombre? ¿Puede llegar a ser superior cuando no se puede conocer a si mismo?, no lo se estoy comenzando a caer en un pozo, los colores que distinguía en un principio se vuelven sombras, es todo tinieblas, un huevo saltarín se acerca, trae consigo un reloj, tiene rostro, comienza a ser visible, entonces pensé: debe mostrarme donde estoy, hacia donde voy, tengo que preguntarle, al terminar mi pregunta hecho a correr, pero desapareció al instante, corrí detrás de él, pero no fue suficiente, de nuevo en las tinieblas, entonces me respondí:
Nosotros es decir yo recreo el mundo, si yo no estoy en el mundo no hay ese mundo, solo son suposiciones, ahora este es mi mundo… comencé a reír con gran euforia, y en ese momento volvió el color, se fijaron las formas, se vía como antes.

La mirada en la ventana me decía que no había llovido, me levante y coloque frente al espejo, aun no había reflejo, ¿acaso no estaba con respuestas? ¿Entonces que pasa, acaso las respuestas nunca son suficientes?

Detrás de mi él hablo, una sombra que me causaba un parecido a un matorral
- si, existieran respuestas suficientes, habrían preguntas suficientes, y si hay preguntas suficientes, ¿para que preguntar?-
- estas preguntando- le dije de forma incrédula a lo anterior que había dicho
- exactamente, tu no tendrías que responder-
- ¿Por qué?- se quedo callado y no quiso contestar nada más, si bien era cierto lo que había dicho, no fue algo nuevo, pero si pregunto, me quede observándolo detenidamente y refunfuñando, me dijo -¿acaso vas a preguntarme algo mas o solo te quedaras esperando a que te de otra respuesta?-
- Creo que ya me la diste-
- Desde luego, tomamos una respuesta que nos convence, hasta que surge otra pregunta ahora si me lo permites tengo que irme…
Y así sin mas salio corriendo de la habitación.
¿y ahora que sigue?¿me veo en el espejo y recreo mi reflejo, pero ahora se que no soy yo en mi misma, sino que hay mas, y mas…

Salgo de la casa y a causa de los pronósticos, la gente compro paraguas, pero la lluvia nunca llego, las nubes observaban el ridículo de los consumidores, esos que no corren riesgos, van a “la segura”. No estoy segura de lo que paso en el cuarto, ¿tu lo sabes? ¿Estas seguro de la respuesta?

Olor nocturno

Me encontraba caminando por aquella alameda, con algunas doncellas que mi paso acompañaban, aquellas que en mis amigas se habían convertido.
El crepúsculo se asomaba al ritmo de unas gaitas que sonaban a lo lejos. De pronto, me encontré con una mujer divina, vestida con una falda larga de colores vistosos, que dejaba a la vista sus costumbres gitanas.
Ella comenzó a observarme, con esa pupila azul que me hipnotizaba, para entrar a un mundo de tinieblas, llenas de memorias, de historias que me hablan. Fue entonces cuando una voz dulce en mi oído penetro susurrándome: El amor a tu vida incompleta llegara muy pronto.

Al terminar esta última palabra volvió mi cabeza para encontrar el martirio azul que, sin más, se desvaneció entre una marea de gente que paseaba en la alameda.
No le di importancia a este curioso encuentro, ya que no encontraba algo que me atara a dichas palabras que solo confundían mi alma.

Las siete de la noche apuntaba el reloj de la catedral, mismo que decía que ya era tiempo de partir al baile, que era organizado en honor de una amiga mía la hija de la condesa Brunilda R.F. Marbella R.F. era su nombre, una mujercita linda, seria, aunque no se encontraran cosas diferentes en su plática, se volvía ameno el tiempo a su lado.
Mis amigas Lorenza H.P. y Dana M.G., hermosas como siempre, me acompañaron a mi calvario. Ver a toda esa gente bailando, riendo y bebiendo, sólo porque Marbella lo había deseado no me era muy agradable.

Yo, una mujer pálida y sombría no podía hacer mucho entre la nobleza engalanada por esas piedras que adornaban el cuello de las damiselas. Me codeaba con ellas porque en algún tiempo fui una dama de sociedad, sólo que la deshonra azotó a mi familia, pues aquella hermana a la que tanto admiré tuvo amoríos con un forastero que la embarazó. Desde entonces, camino entre los plebeyos, el dinero no era un problema, pero el prestigio lo es todo. Mi madre ha muerto, mi padre ha sufrido, pero aun pensaba que me casaría de blanco, con algún lord, conde o príncipe. En los bailes reales, así como en los castillos me recibían como invitada, dejaban que me quedara un tiempo en sus fortalezas, acompañada de las doncellas y princesas por lo que algún día fuimos, la familia más respetable de los alrededores.

En mi recámara encontré aquel vestido negro que siempre uso en este tipo de eventos.
Al tiempo que mi vestido se ajustaba a mis caderas y el corset me asfixiaba un poco más, el reloj comenzó a enloquecerme; mi vista se nubló, el atroz momento casi había llegado y terminé con el castigo de un corset cerrado.

Al salir de mi casa con mis acompañantes, sus carretas nos esperaban; era la prueba de que me mezclaba con la alta sociedad.

Durante el trayecto atravesamos un bosque sombrío que cautivó mi atención. Mi mente recreó historias que Sade pudo haber inventado en un bosque como éste. Miles de espíritus estarían revoloteando en aquel lugar donde ningún farol se veía, la penumbra se escurría por el húmedo musgo que emergía de los árboles.

Al llegar al castillo todos fuimos bien recibidos, los asistentes lucían sus mejores galas, los cuales se realzaban llenos de galantería en bailes reales. Figuras entrecruzadas se formaban a cada pieza, mientras una flautista virtuosa y su hermana en el chelo amenizaban la noche.
Durante el baile se percibía un ambiente frío y turbio, combinados en una marea de vaivén de colores pastel y yelmos de aquí allá que separaban mi alma perturbada que con otra se encontraba, un ser que desaparecía del lugar.

Es ahora cuando vuelvo a ver entre penumbras unos ojos pardos que en la noche se escondían del colorido lugar. Salieron deprisa y al mismo tiempo corrí tras ellos, no se si fue instinto, pero sentía la necesidad de verlos. Traté de correr a su paso y el viento en mi contra soplaba, aquella capa que mi cuerpo cubría volaba, se expandía y atoraba entre los arbustos.

Llegamos al bosque aquel que había visto, lleno de sauces y robles, un escenario hermoso para la 5 ° Sinfonía de Beethoven, o quizá mejor Tocata en D menor de Bach,
Se veía un pequeño sendero iluminado por la luna llena cuyo manto se expandía por cada uno de los rincones de una vieja cripta a la que me dirigí con desesperación. Estaba abandonada: el epitafio borrado, sin embargo sobre ella una rosa marchita y una hoja que llamaron mi atención el mensaje era claro:
Una dama que se enrede en mi locura

El mensaje me impresionó y de inmediato supe que era uno de aquellos luceros que había alimentado mi ser. Los pensamientos que de mi penumbra nacieron comenzaron a perder coherencia. Sería hermoso dejarle una nota que le pudiera explicar que su búsqueda terminaría, en mí una mujer dispuesta a jugar a cualquier amor. Así fue como las letras se escurrían de entre mis brazos para con una pluma escribir.

Fue mientras caminaba, que aquellos ojos pardos en mi se clavaban, un bello atardecer que de contexto admiraba, sentí tu caminar al mismo tiempo en que sentí el latir de mi corazón. Sin tocarte, te sentí junto a mí, bebí de tu aura y comí de tus ojos iluminados por el oriente reflejados por el ocaso.

Deja que sea esta ninfa quien te sepa guiar, deja que te vuelva a mirar. Vuela conmigo hasta el umbral, vuela conmigo hasta agotar la realidad, vuela conmigo hasta emigrar, vuela conmigo hasta la eternidad.

Enredé esta confesión a la rosa, la acomodé en medio de la cripta y me alejé siempre mirando hacia atrás, con la ilusión de volverlos a mirar, sin suerte alguna. Regresé al baile el cual estaba por concluir, las copas se elevaron y algunos en el suelo de las alcobas quedaron.

Paseaba por el castillo de madrugada, pensando en quién pudiera ser aquel desconocido que tantos pecados con el pensamiento me había provocado.

Caminé hasta llegar a los pasillos del castillo en donde mi amiga, la doncella Lorenza H.P. me llamó a dormir y me recosté en la cama. No distinguía entre el sueño y la vigilia, era una sombra que mi cuerpo tocaba, tantas veces lo llegue a desear, pero esa noche lo sentí. Aquella lumbre que emergía de mi piel era como mi hermana, lo había dicho.

Al nacer el alba, Dana M.G. y Lorenza H.P. me despertaron. Mi alma era una pecadora, cazadora de sueños eróticos que me repetían que tenía que ir a ver esa cripta.
Todo ese día en mis labores cotidianas no se notó mi desesperación, la serenidad de una mujer enamorada de su propio lienzo no explotaba.

Por la tarde, en la plaza, una mujer sería decapitada por adulterio, por bruja, por hechicera o agorera. Los látigos hacían que su voz se abriera a las suplicas con la esperanza de terminar ¡Piedad ante el juicio del silencio! yo decía entre dientes, pero el miedo a los hombres de Dios me atoraba los pies, y la lengua atónita respondía.
Al ver tan atroz hecho, en medio de la plaza, al llegar el ocaso, con una capa que lo cubría de pies a cabeza, se asomó la figura de aquel que sus ojos me tenían flotando, ¡Era él, sus ojos, era él! Corrí por la plaza y un mar de gente crucé pero cuando llegaba, él no estaba. Había desaparecido como el rocío que llaga en la mañana y luego desaparece.

La noche comenzaba a caer y todos con el toque de queda, se disponían a dormir. Me aseguré de que todos durmieran y salí del castillo, tomé mi caballo que ya estaba ensillado y llegué a todo galope al bosque, la cripta estaba iluminada con una rosa roja como la fresca mañana y un nuevo mensaje atado a ella.

Invoquemos al amor con lunáticos suspiros. Contempla la luna que es el ojo de la noche que celosa te mira, pero con su celeste luz nocturna, acaricia nuestras almas. La noche es larga si se sabe cómo usar. Espérame en la noche que a ti, mi reina nocturna, iré a buscar.

De nuevo volví a contestar.

Eras tú aquel que en mis sueños me hizo sentir amada. Te confesaré que mi soledad no es más que un estado perpetuo. Que aunque me encuentre rodeada de seres humanos, distintos unos de otros, mezcla de perfumes engalanados cuya sonrisa los delata a cada paso del alma en que su corazón los llama, mi aura se pasma de dichos latidos en un tiempo inexistente en las llamas de éste y el mismo que se marcha, por la marcha continua en una sucesión espiral cuya forma me hace amarte. Déjame ver de nuevo tu figura a rayo de luna formado, en mí encimado. Abre mi ánima más profunda y profana.
Mi ser nocturno, ¡no tengo miedo a la oscuridad, porque te siento cerca… En algún lado!
Atte. Tu reina nocturna.

Regresé a la casa, y era verdad en el filo de mi cama estaba su sombra. Temerosa descubrí los velos que adornaba mi aposento. Era él. Toqué sus manos cadavéricas y frías, sus ojos pardos estaban rodeados por unas grandes sombras y una nariz alargada se asomaba, tan esbelto que podría jurar eran huesos, mis manos resbalaron por sus hombros, besé su cuello y se abrió un silencio. Así, sin palabras, el amor divagó suavemente como sombra en las tinieblas. El hermetismo de nuestros cuerpos fue sellando nuestras bocas y en un beso terminó. Bebimos del elíxir que de nuestros alientos emergió. Éramos fuego en la eternidad, águilas en el cielo, humo en el volcán, nada jamás separaría esto.

Transcurrieron varios meses de estos encuentros nocturnos que en mi alcoba o en la cripta se fulminaban. Mensajes que nuestro amor creaba y una serie de locuras lujuriosas hicimos: éramos uno con el cosmos, la luna era nuestra única testigo.
Los prejuicios no existían ¡fui libre, fui mujer, fui un ser, fui Anhelí!
Él me dijo su nombre entre sueños, que aun no recuerdo… Alexander, Alfred o Joseph. Qué importa si era mi ser nocturno, aquél que sentía con la misma densidad a la mía, aquel que era capaz de robarle el alma al viento, era mi felicidad.

El día llegó. Me propuso huir lejos de casa, así que por la noche tomé mis maletas. Un viento frío me congeló las piernas, como si intentara retenerme a esta vida de juicios morales, el mensaje fue el siguiente:

El tiempo se agota en mi triste mirar, que gracias a ti se ha vuelto a la vida. Mi reina nocturna: vámonos lejos, unámonos con el cosmos y su belleza, creemos una nueva manera de procrear.

Todo está listo, y debo llegar a la cripta. La bruma se levanta, los árboles me miran,
el miedo cansa mi paso, el búho voló de árbol a árbol, el frío llegó a mi yugular y lo veo tirado, dormido entre rosas. El epitafio de la cripta iluminada dice: Te amo. El ardor de mi vientre se expande hasta el corazón. Ahora es un sueño, una ilusión, el viento. La luna me mira celosa pues he descubierto el juego…


Morrigam Lilit Celada

Caminata, cronica anacronica primera parte

Un ruido de podredumbre arrojaban las crónicas de un paseo en el centro de la Ciudad de México, claro en las periferias marginales de los años 70´s que aun vemos. Sus penas, reflejos de luchas ocupacionales.

Aquí en la selva asfáltica conviene detenerse un rato a contemplar esas vecindades del barrio de Tepito, la Lagunilla, la Merced. Solo que ahora esa contemplación tal vez te cueste algún asalto.
En una caminata por el centro de la ciudad, se ven toda clase de personajes, clases sociales, que se van difuminando cuando llega la noche, palacio nacional encendido, con luces que iluminan el cielo reflejado en el rostro desesperanzado de un niño con una caja de chicles, policías que corren detrás de los ambulantes, un obrero, pudiera decirse que se ve de todo.